Una de las noticias de la semana fue la visita a nuestra ciudad del jefe de la región sanitaria Nro. 11, que integra Chascomús. La recorrida del Dr. Neri Fures por el hospital en compañía de la intendenta Denot, sirvió para que se generara un verdadero escándalo, sobre lo cual El Imparcial fue el único diario en informar; no decimos el único medio, por cuanto tenemos además la satisfacción de poder decir que FM Volver 95.3 transmitió todo lo sucedido en directo. Es que la actitud francamente inaceptable de dos hombres de prensa, quienes utilizaron la visita de una autoridad externa a la ciudad para montar un show y un verdadero escándalo como dijimos, mereció silencio en otros medios. Escuchamos argumentos de los amigos, pero no los compartimos, lo que claro está, no quiere decir que nos asista la razón, ni mucho menos. Lo concreto es que da vergüenza ajena muchas veces observar como se malinterpreta –a nuestro modesto entender- el oficio de informar y dar testimonio en tiempos difíciles, como manifestaba Walsh, que así definía al periodismo. Y no hace falta en este comentario dejar sentado que no es este medio precisamente, pasible de ser catalogado como oficialista o encolumnado con los postulados de la jefa comunal. Pero ver la situación de humillación, ofensa, insulto y vergüenza a la que fue sometida la máxima autoridad de la ciudad, elegida democráticamente por la mayoría de los chascomunenses, es un espectáculo que estamos convencidos no puede quedar en el olvido. Sobre todo, porque no es la primera vez que ocurre. Por cierto, coincidiremos con aquellos que manifiesten que es la propia administración municipal la que mucho de responsabilidad tiene en el hecho de que las cosas hayan llegado hasta este extremo, fundamentalmente por su tendencia a confundir la crítica con la oposición política, y la “buena prensa” con aquella que es sensible a los aportes económicos, sean estos erogados desde el Estado o “por afuera” a través de los amigos del poder. Por equivocaciones de esa naturaleza, se llega a estas realidades de hoy, que ubican a la intendente en una situación de ridículo… independientemente de que lo que lo que en el hospital se dijo, a los gritos, a los insultos y con actitudes patoteriles y propias de barras bravas, muy alejadas de la responsabilidad que le corresponde sobrellevar a un comunicador social, sea difícil de desmentir. Que sirva entonces para que las cosas se ubiquen en su justo lugar, ante posibles confusiones que puedan haberse generado por la crónica publicada únicamente por este diario, sobre lo ocurrido en el hospital y delante de decenas de personas. Los periodistas, hombres de prensa y comunicadores, haciendo su trabajo, con la responsabilidad que corresponde, y que quedó claro no expusieron los protagonistas del escándalo; los políticos, asumiendo los costos de sus errores, recordando aquello de que la culpa no es del chancho; y los otros… los otros seguirán tan cambiantes como hasta ahora, según soplen los vientos…
(Editorial diario El Imparcial 13/01/09)