martes, 29 de abril de 2008

Carta

El señor Mario Pergolini sufre la peor de las discapacidades: la prolongación enfermiza de su adolescencia, que le queda bien a los chicos pero ridiculiza a los mayores.Quienes tenemos alguna dificultad, la que ella sea, no perdemos por ello ni el gusto por la vida, ni el respeto por los demás ni el buen gusto por las formas.En ese sentido, puedo decir que mi ceguera no impide que disfrute de la vida, de mi familia, del sol y el aire, la lectura y la escritura, (con la ayuda de la tecnología).Lo mismo le ocurrirá a otros con distintas limitaciones.La diferencia estriba en que seguramente ninguno de nosotros se burlará de nadie para ganar unas décimas de rating aunque con ello se pierdan los valores fundamentales de la condición humana.Lo del conductor televisivo da lástima, pero más aún la siento por sus hijos, que tendrán que cargar la pesada mochila de serlo de su padre.La señora de Pergolini, que me han dicho que es psicóloga, tendrá jornada completa de ejercicio profesional sin necesidad de salir de su casa.
Héctor Ricardo Olivera

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